4. El caño y la plaza de toros

Despertamos un día más en este tranquilo pueblo. A penas se escucha el ruido de los coches pasar, aunque si el mugir de las vacas. Hoy decidimos ir al Caño, una pequeña fuente preparada para el descanso de la gente, en medio de un camino. Cerca de un campo de futbol y donde están construyendo unas piscinas. Justo al lado de la fuente, podemos ver un pequeño terreno donde vive un caballo negro, con el casi echamos la mañana, porque es tan cariñoso... se dejaba acariciar y hacerse fotos, incluso posaba para la cámara. Pero volvimos a coger camino hacia la plaza del pueblo donde nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza con unas tapas a las que llaman "pinchos".

Con poca hambre, por culpa de las tapas, nos fuimos a casa que ya era hora de comer. Delicioso el rabo de toro que cocino la familia. Y como tradición de pueblo, tocaba la siesta, que dormimos no más de 2 horas.

Al despertar, volvimos a coger el camino del caño, donde más hacia delante podíamos encontrar una ermita con su plaza de toros justo detrás y desde las alturas de una colina se podía contemplar la inmensidad del terreno que tenía el pueblo.

Bonita tarde de paseo en familia, con el atardecer a nuestras espaldas, vacas a nuestros lados y un camino que seguir para llegar a casa, cenar y escribir este articulo.